EL PODER DE LAS PEQUEÑAS ACCIONES

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REFLEXIONES SOBRE EL LIBRO CAMBIE SU MUNDO
Escrito por Jhon C. Maxwell y Rob Hoskins

En términos de la química un catalizador es una sustancia que causa una reacción o que acelera un proceso. Sin embargo, cuando usamos la palabra catalizador estamos hablando de una persona que genera cambios positivos en su mundo a través de ideas acciones o de su influencia en otros.

Un chico del campo con la vocación de ayudar

A menudo pensamos que cambiar el mundo es una tarea inmensa que requiere de grandes planes equipos y enormes recursos. Sobreestimamos la importancia de los grandes sucesos y subestimamos la importancia y el valor de las pequeñas acciones que se realizan para ayudar a los demás. Un claro ejemplo de esto es la vida de Norman Borlaug:

Borlaug nació en 1914 y creció trabajando en la granja de su familia en Iowa. Con el paso de los años y en medio de muchas carencias logró ingresar a la universidad; alternando sus estudios con trabajo para ganar dinero y poder costear su educación. Sus compañeros de trabajo eran muy pobres y pasaban hambre de manera recurrente. Norman se dio cuenta de que conseguir comida para ellos realmente los transformaba positivamente. Esto fue algo que lo inspiró a continuar con su educación y finalmente obtener títulos de posgrado en Fitopatología. Luego de trabajar en algunas empresas químicas siempre tuvo la idea de ayudar a personas y a combatir el hambre que había visto cara a cara en la vida de sus compañeros de universidad y en su propia vida. A través de la Fundación Rockefeller, logró adelantar en México eficientes trabajos en la diversificación de variedades de trigo que pudieran crecer con mayor rapidez para saciar el hambre de las personas. Su trabajo era duro y durante muchas décadas nunca fue reconocido.

Muchos escritores de la época señalaban que el planeta que superaba los 3000 millones de personas sufría de una terrible hambruna y que la población mundial empezaría a morir por causa de la falta de alimentos. La preocupación global era inminente y se creía que la India estaba condenada y que Inglaterra no existiría en el año 2000. Pero Norman Borlaug estaba determinado a hacer lo suyo, y en su trabajo comenzó a crear variedades de trigo que se podían producir más rápido. A principios de la década del 60, muchas granjas en México utilizaban las innovaciones de Borlaug, y la producción de trigo se había sextuplicado en comparación con los primeros años de la década de los 60 cuando llegó al país.

En vista de que Borlaug había sido un catalizador del cambio y había ayudado a evitar que millones de personas en México pasaran hambre, los gobiernos de la India y Pakistán le pidieron que los ayudara. El crecimiento de la población de la India estaba superando los índices establecidos y podría ocasionar una catástrofe a causa de la falta de alimentos.

Borlaug hizo sus mejores esfuerzos y consiguió establecer un equilibrio sostenible entre lo que parecía un desastre mundial por el hambre. Su arduo trabajo tuvo un impacto a nivel mundial y en 1970 fue galardonado con el premio Nobel de La Paz por sus contribuciones a la producción mundial de alimentos. El comité del Nobel expresó: “más que cualquier otra persona de esta era, ha ayudado a proveer de pan al mundo hambriento”.

La clave de este cambio fueron las pequeñas acciones que Borlaug realizaba día tras día. Es muy impactante y motivador saber que cuando llegó la noticia de qué había ganado el premio Nobel, a las cuatro de la mañana en su casa, Borlaug no estaba allí, ya había salido temprano para trabajar en el campo de trigo y continuar las pruebas de sus cultivos.

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