Anteriormente consideramos la importancia y el reto que supone para nosotros como líderes o personas de influencia frente a las nuevas generaciones el hecho de dejar en ellos huellas valiosas que los motiven a amar la Palabra de Dios y a tener una relación verdadera con Jesucristo.
Dios de todo y en todo.
Algo valioso y trascendente para nuestros niños, adolescentes y jóvenes, sería ver en nosotros “los que dejamos huellas” una fe y vida cristiana real, no solamente una religión en la que nos embarcamos para ir los domingos a la iglesia y decir que somos creyentes. Ellos quieren ver a Dios en nuestra vida familiar, en nuestras grandes o pequeñas decisiones, quieren ver a Dios más a allá de lo que predicamos o enseñamos desde los púlpitos el domingo, quieren ver a un Cristo activo en toda nuestra vida y que se vea reflejado en todo lo que hagamos, pensemos y vivamos.
Cada generación observa el mundo de manera diferente.
Necesitamos ser conscientes de que las nuevas generaciones no perciben a Dios como nosotros lo hacemos. Todo cuanto ellos han recibido los posiciona desde otro punto de vista muy distinto al nuestro y hace que su forma de aprender de Dios y la Biblia, y en general de todas las cosas, sea para ellos un proceso completamente diferente el nuestro. Es decir, que los métodos que usaron para evangelizarme a mí y fundamentarme en la fe cristiana, no necesariamente son los mismos que puedan ser efectivos para ganarlos a ellos para Cristo. El punto está en lograr comprenderlos y posicionarnos para entenderles adecuadamente como sus líderes o mentores. Ponernos sus lentes y entender cuál es realmente esa forma efectiva y acertada para enseñarles la verdad del evangelio.
El reflejo del impacto de la Biblia en las nuevas generaciones.
Poco Conocimiento:
Un estudio realizado por la sociedad Bíblica de Inglaterra con 6.000 adultos y 800 niños entre las edades de 8 a 15 años reveló esta alarmante realidad:
• 46% de los padres NO asocian el arca de Noé con la Biblia.
• El 31% y 30% tiene dificultades similares con las historias de David y Goliat, y Adan y Eva respectivamente.
• 34 % piensa que los personajes de Harry Potter son o podrían encontrarse en la Biblia.
• 27% piensan que Superman es o podría ser una de las historias de la Biblia.
• 30% de niños de escuela secundaria no identifican la Natividad como una historia Bíblica.
• 34% de adolescentes de 15 años no han leído, no han visto u oído la historia de la Natividad.
Es clave estar conscientes que el conocimiento de la Biblia está empeorando alarmantemente entre las nuevas generaciones. Veamos otros datos al respecto:
• 60% de los niños nunca han leído o escuchado de la alimentación de los 5 mil.
• 61% de los niños no han leído o escuchado nunca la historia del Buen samaritano.
• 63% no conocen la historia de la creación.
• 72% dicen no saben la historia de Daniel en el foso de los leones.
• 85% no conocen la historia de Salomón.
Impactante, ¿Verdad?
Algo digno de considerar es la diferencia de las respuestas entre el grupo de padres adultos entre 25 y 34 años y adultos de 55 en adelante. ES MUY DIFERENTE. Lo que plantea un evidente decrecimiento bíblico según van pasando las generaciones. Claramente vemos entonces que mientras más edad tiene la persona, más conoce la Biblia, y al mismo tiempo muestra este estudio que los más jóvenes se están alejando dramáticamente del conocimiento de las Escrituras.
Pidamos pues a Dios que nos dé las estrategias y herramientas que necesitamos para llegar a estas nuevas generaciones efectivamente, tal vez replanteando nuestros métodos, pero llevando el mismo mensaje que nunca ha cambiado y que ha pretendido desde siempre dejar huellas en todas las generaciones. Hasta la próxima.