Muchas madres de las generaciones anteriores enseñaron a sus hijos lo que muy probablemente aprendieron de sus abuelas: “Ponga cada cosa en su lugar y así la encontrará cuando la necesite”. No es fácil ser seguidor de Jesús en medio de un mundo incrédulo, cada día se enfrenta con cosas que quieren robarle su paz y distraerle de lo que es importante. Al afrontar cada dificultad diaria, los discípulos del Señor deben tomar decisiones, que serán más fáciles de asumir si saben dónde buscarlas.
Algunos de los retos que tiene que resistir el ser humano son las presiones, las preocupaciones de la vida y las prioridades. Una de las presiones que enfrenta el cristiano de esta generación es el conformismo, ese deseo de ser como todos los demás, hacer lo que ellos hacen, decir lo que ellos dicen, pensar lo que ellos piensan, comportarse como ellos se comportan; en fin, temor a ser diferente a la mayoría.
La razón por la cual el conformismo es tan peligroso es porque puede llevarle a hacer cosas que sabe son malas y ocurre porque se carece de la valentía para ser diferente a los amigos o familiares. Todo seguidor de Jesucristo hoy es retado a no vivir según los criterios del tiempo presente; al contrario, a cambiar su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y llegue a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto. (Romanos 12:2) En otras palabras, no permitir que el sistema lo exprima hasta que llegue a ser modelado a como es el. Ser como el Señor desea que sea, es la única forma de poner su fe en acción.
Otra dificultad que ordinariamente enfrenta el ser humano es la preocupación de la vida: “¿Qué voy a comer?”, “¿Qué voy a vestir?” Con relación a este aspecto, el cristiano tiene la palabra de Jesús, “Por lo tanto, yo les digo: No se preocupen por lo que han de comer o beber para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. ¿No vale la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa?” (Mateo 6:25 DHH). Las personas que se preocupan son las que no conocen al Señor Jesús, y no tienen en quien confiar. Los seguidores de Jesucristo son llamados a alegrarse, agradecer por la buena salud y tener fe porque tienen al Señor de su lado. En la medida que pone a Cristo de primero en su vida, Él suplirá de forma constante todas sus necesidades.
El tercer problema que el ser humano debe enfrentar es el de las prioridades. Es probable que usted se haya hecho la pregunta: “¿Qué debe tener el primer lugar en mi vida?”. El evangelista Lucas afirma que “Jesús seguía creciendo en sabiduría y estatura, y gozaba del favor de Dios y de los hombres.” (Lucas 2:52) Si para Jesús fue necesario crecer en sabiduría (crecimiento mental, educación), también lo debe ser para el cristiano de hoy día. El seguidor de Señor Jesús puede hacer todas las cosas en Cristo porque es Él quien le fortalece. Debe estudiar, leer y alimentar su mente, pero, ¿debe tomar la educación el primer lugar en su vida? La respuesta es “no”.
Parte del plan de Dios para sus hijos incluye el desarrollo de un cuerpo saludable (crecimiento físico, estatura, apariencia), porque el cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Sin embargo, ¿debe su cuerpo y su apariencia ocupar el primer lugar en su vida? Debe buscar mantenerse saludable, pero su cuerpo y apariencia no deben ser su prioridad. Así mismo, no podrá desarrollarse completamente si es un ermitaño, todos los seres humanos necesitan de alguien, pues Dios los creó para vivir y servir en comunidad (crecimiento social, favor con los hombres). Jesucristo da a sus seguidores vida en abundancia, esa vida es abundante no solo en cielo sino también en la tierra. Ahora, ¿debe la vida social del cristiano ser lo primero? Es bueno tener amistades y ser apreciado, pero su vida social no debe ser su prioridad.
La sociedad en esta generación tiende a olvidar que “sin Dios estamos perdidos”, y da poca importancia en tener el favor de Dios (crecimiento espiritual). Para el cristiano, el crecimiento espiritual debe ser la más alta prioridad, el cerebro no puede salvarle, el cuerpo no puede salvarle, sus amistades no pueden salvarle. Solo Jesús puede y quiere salvarle. Dios debe ser lo primero, amarle con su mente, cuerpo, alma y fuerzas. Él le acepta tal como usted es, solo es necesario agradecerle por su amor y obedecer su Palabra; rendir la mente, el cuerpo y la vida social al Señor.
Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey, y que hagan lo que él les pide. Dios les dará a su tiempo todo lo que necesiten. Así que no se preocupen por lo que pasará mañana. Ya tendrán tiempo para eso. Recuerden que ya tenemos bastante con los problemas de cada día. (TLA)