¡Sumérgete en la historia de la Semana Santa con los videos de LUMO!
La Experiencia de la Semana Santa de LUMO utiliza videos para transportarte a los tiempos de Jesús y te deja ver todo lo sucedido a partir de la entrada triunfal hasta terminar con la tumba vacía. Esta experiencia visual única utiliza la narración palabra por palabra de las Escrituras y te hace sentir como si fueras parte del desarrollo de la historia de la Semana Santa.
Todos los recursos son completamente GRATIS
Siete videos cortos (5 minutos)
Acceso desde cualquier dispositivo
LA GUÍA DE LA EXPERIENCIA con preguntas, ideas y oraciones.
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La entrada triunfal
Marcos 11:1-25
A pesar de que Jesús había estado en Jerusalén varias veces, su entrada final desde el monte de los Olivos en el día que llamamos «Domingo de Ramos» fue muy importante, porque entró como un rey humilde. En cumplimiento de la profecía, Jesús entró a la ciudad en un burrito, lo cual simbolizaba la humildad en la victoria, en contraste con el orgullo de un rey que llega en un caballo de guerra. A su entrada, una semana antes de su crucifixión y muerte, la gente tendía sus mantos y pequeñas ramas de árbol frente a él. El pueblo cantaba el Salmo 118: «Bendito el que viene en el nombre del Señor…», ya que esperaban la venida del reino de Dios.
De ser ungido para la sepultura hasta la Última Cena
Marcos 14:1-26
A medida que Jesús se acercaba al día de su muerte, no se rodeó únicamente de sus amigos, sino que continuó ministrando a los demás. Uno de sus encuentros fue con una mujer, quien derramó por completo un costoso perfume sobre su cabeza. Algunos de los que estaban observando no podían entender por qué ella había honrado a Jesús mediante un gasto tan grande. Creían que lo que había hecho era un desperdicio, pero Jesús lo llamó «una obra hermosa». Concentrarse en el dinero en lugar de en el Señor sería una tentación que Judas Iscariote tendría que enfrentar al buscar traicionar a Jesús y entregarlo a los sumos sacerdotes. Al final de la cena de la Pascua, Jesús demostró a los discípulos que podían confiarle su vida misma.
La traición
Marcos 14:27-42
Las «experiencias de Getsemaní» se definen como momentos u ocasiones de gran sufrimiento espiritual o mental. Una noche antes de su muerte, Jesús visitó el Huerto de Getsemaní con sus tres discípulos más cercanos, Pedro, Santiago y Juan. Fue aquí donde Cristo participó profundamente de nuestra condición humana: dolor, ansiedad, miedo. Estos sentimientos de angustia superaban a Jesús al tiempo que luchaba contra la tortura y humillación que sabía estaba por sufrir. Mientras oraba a lo largo de la noche regresaba periódicamente a ver a sus discípulos para encontrarlos dormidos, incapaces de hacer guardia por él en su tiempo de profunda necesidad. Después de horas de oración en profunda angustia y dolor, tanto que se sentía morir, Jesús estaba listo para enfrentarse al camino que su Padre había puesto delante de él.
Jesús es arrestado
Marcos 14:43-72
Momentos antes de su arresto, Jesús les dijo a sus discípulos que sería entregado «en manos de pecadores». Una multitud liderada por los sumos sacerdotes, escribas, ancianos de los judíos y soldados romanos trató a Jesús como un criminal, a pesar de que nunca había pecado. No hubo tribunal, romano o judío, que pudiera encontrar un testigo para culparlo. Jesús soportó la injusticia por nuestros pecados y vio la gloria venidera. Al igual que Pedro, quien negó a Jesús tres veces, nosotros también somos tentados a negarlo cuando vienen las pruebas. La gracia y misericordia de Jesús es ayuda segura cuando estamos en tiempos de tribulación, pues él soportó la injusticia y la muerte voluntariamente por nosotros y resucitó en gloria.
El juicio y la crucifixión
Marcos 15:1-23
En el juicio romano, cuando Jesús fue llevado ante el gobernador Pilato, no fue hallado culpable de nada. Sin embargo, luego de rendirse ante la presión de la gente a su alrededor, Pilato pronunció una sentencia fatal para Jesús: sería crucificado. Los romanos, en forma de burla, colgaron un letrero sobre su cabeza en la cruz donde fue crucificado que decía: «EL REY DE LOS JUDÍOS». La Roma imperial lidió con un riesgo de seguridad de manera típica, pero Jesús, el siervo sufriente, estaba iniciando una revolución como nadie había visto antes.
La muerte de Jesús
Marcos 15:24-41
Cuando el centurión que supervisaba la crucifixión de Jesús vio cómo murió Jesús, dijo: «¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!» Ese día sucedieron muchas cosas que el centurión nunca antes había visto. Por ejemplo, después de que Jesús fuera crucificado a las nueve de la mañana, una oscuridad cubrió la tierra durante tres horas. La cortina del templo se rasgó de arriba abajo en dos. Pero con toda seguridad, algo más se abrió frente a los ojos del centurión, quien ciertamente ya había visto muchas crucifixiones. Él era la persona con menos probabilidades de ser el primero en reconocer el verdadero significado de Jesús en su muerte. El primer versículo de este evangelio de Marcos proclama lo que el centurión vio finalmente: las buenas noticias del Hijo de Dios son que vino a morir por los pecados, incluso de hasta los menos pensados y merecedores.
Sepultura y resurrección de Jesús
Marcos 15:42 – 16:8
En 1 Corintios 15:3-4, el apóstol Pablo escribe acerca de lo que pasó en estos días como: «Porque ante todo les transmití […] lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día…». La muerte, sepultura y resurrección de Jesús cambiarion el curso de la historia para siempre. Estos eventos son el fundamento de nuestra fe hoy en día. La muerte de Jesús pagó el precio por nuestros pecados y su resurrección nos dio la promesa eterna de que nosotros también podemos vivir para siempre con él en un cielo nuevo y una tierra nueva. Mientras que nuestro tiempo aquí es fugaz, su reino no lo es. Es para siempre. No más dolor. No más sufrimiento. No más persecución. Esta Semana Santa podemos mirar hacia su reino eterno con esperanza, y tener paz al saber lo que Cristo hizo por nosotros en el Calvario.