La Gran Comisión también es para los niños
El Señor Jesucristo antes de su ascensión instruyó a sus discípulos y lo leemos en Mateo 28: 19-20, “Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos»” (NTV)
Jesucristo no pone restricciones sobre quién debe ir y hacer discípulos. No dice que solo los adultos deberían hacerlo. De hecho, la Biblia contiene muchos ejemplos de niños elegidos por Dios para hacer cosas importantes como parte de Su misión. Sabemos de José, Samuel, David, la sirvienta de Naamán e incluso el niño cuyo nombre no conocemos, ¡pero qué trajo sus panes y pescados que Jesús usó para alimentar a la multitud de 5,000!
Los niños también pueden compartir su fe con otros y ayudar a hacer discípulos a medida que crecen como discípulos. De una iglesia en Ghana recibimos esta historia:
La iglesia tenía un ministerio infantil próspero. Varios cientos de niños asistían cada semana para adorar y aprender más sobre Jesús. Pero los líderes de la iglesia se dieron cuenta de que podían hacer aún más. Así que desafiaron a los niños a salir a la comunidad e invitar a sus amigos a ir a la iglesia. “Invite al menos a otro niño, dijeron. Imagínense si todos trajeran solo un amigo la próxima semana”. ¿Qué pasó? La semana siguiente, todos los niños trajeron no solo un amigo, ¡sino dos! ¡La semana siguiente, 600 chicos asistieron al ministerio de niños!
Esto es lo que puede suceder cuando dejamos que los niños hagan la obra de Dios. Son un recurso poderoso, pero lamentablemente pueden dejarse a un lado en nuestras iglesias. ¿Cuál es el ejemplo que Jesús nos dejó al respecto?
Marcos 10: 13-16 “Hubo quienes llevaron a sus niños para que Jesús los tocara y los bendijera. Pero los discípulos las regañaron. Al ver Jesús lo que estaban haciendo sus discípulos, se enojó con ellos y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que quién no confía en Dios como lo hace un niño, no puede ser parte del reino de Dios.» Jesús tomó en sus brazos a los niños y, poniendo sus manos sobre ellos, los bendijo. (TLA)
Los niños también fueron una prioridad para Jesús en su ministerio, Él ministró a los niños personalmente. ¡Incluso enseña qué debemos seguir el ejemplo de los niños! Aún a muy corta edad pueden tener una fe profunda. Debemos recibir el reino de Dios con la fe de un niño.
Los seguidores de Jesucristo tenemos la responsabilidad de enseñar a los más pequeños las cosas de Dios tanto como a cualquier adulto. Los corazones de los infantes están abiertos a la fe. Además, ¡cuándo un niño aprende algo nuevo, no puede dejar de hablar de ello!
Esa es una de las razones por las que los niños son grandes evangelistas. No les da vergüenza hablar de Jesús. Él es muy real para ellos. Su alegría se desborda. Su entusiasmo es contagioso. Quieren contarles a todos sobre las Buenas Nuevas que han descubierto y la diferencia que ha marcado en sus vidas.
Al pensar en la plantación de iglesias, consideremos cómo podemos involucrar a los niños desde el principio. Los niños son una parte importante de nuestra misión de hacer discípulos, ellos también pueden cumplir la Gran Comisión.
Pero Jesús les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí. ¡No los detengan! Pues el reino del cielo pertenece a los que son como estos niños».
(Mateo 19:14 NTV)